Licenciada Adriana Lisondo
Dolores de cabeza, insomnio, tensión muscular, afecciones en la piel, problemas digestivos… Cada vez más personas experimentan síntomas físicos que no tienen una causa médica clara.
En muchos casos, el cuerpo está hablando lo que el sujeto no puede poner en palabras.
El estrés no es solo nervios
Desde el psicoanálisis, entendemos que el estrés puede ser una forma de expresión de un malestar más profundo: angustia, emociones reprimidas, duelos no elaborados, conflictos no dichos.
Cuando no hay espacio psíquico para alojar ese dolor, el cuerpo aparece como portavoz.
El síntoma tiene sentido
El síntoma corporal no siempre es “malo”. A veces, es una señal. Una forma en que el sujeto intenta decir algo que no sabe —o no puede— decir de otro modo.
No se trata de reemplazar la medicina, sino de abrir un espacio para preguntarse:
¿Qué me está diciendo mi cuerpo? ¿Qué de mí está puesto ahí?
Escucharse es el primer paso
Habitar el propio cuerpo también es poder escucharlo.
Y a veces, el camino empieza por poner en palabras lo que duele, incluso cuando ese dolor se manifiesta en lo físico.
Si estás atravesando síntomas físicos sin explicación, quizás haya algo para decir.
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Licenciada Adriana Lisondo
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